¿Qué es un Fanzine?
Fanzine es un vocablo de origen inglés (término acuñado en octubre de 1940 por Russ Chauvenet) que contrae las palabras fan (aficionado) y magazine (revista) es, pues, una revista hecha y autoeditada por aficionados a un determinado tema, como pueden ser música, cómic, cine, literatura, deportes, etc. Suelen estar muy especializados ya que están escritos por verdaderos especialistas, aunque generalmente no profesionales, y están orientadas a un público avanzado del tema. (Ref. Mon Magán)
La autogestión se relaciona con un tipo de organización en la cual todos los participantes aportan tanto en el financiamiento como en la toma de decisiones. También se vincula con la cultura D.I.Y. (Do It Yourself), en la que se comparten saberes y técnicas en la fabricación y elaboración de distintos elementos, sin que medie un ente industrial. Pero un fanzine, también puede ser todo lo que su autor quiera, y sueñe; y aquí lo más importante, con la libertad más absoluta, el creador puede elegir los plazos, la forma, el contenido y todo porque es su propia creación. Para resumirlo más aún, en la actualidad, el fanzine ha resurgido como una alternativa a los medios tradicionales de información, y por tal motivo, se le liga a una subcultura o el underground, donde no existen límites de ningún tipo; y por lo general de tirada menor, considerando que es realizada a escala humana. Finalmente, esta creación se puede regalar, intercambiar, vender o incluso dejar por ahí para que cumpla el fin de difusión.
La historia del Fanzine en Chile
Tras una mala experiencia en la industria editorial, Alberto Vivanco genera esta modesta producción de cómics en el centro de Santiago por el año 1968. El equipo estaba compuesto por amigos dibujantes que se juntaban a tomar té y dibujar para su revista La Chiva (Vidal Et Al, 2011). Esta primera producción autogestionada, presenta en sus páginas un valor desde la memoria semántica de aquellos tiempos, vistos desde una perspectiva única e individual, donde dentro de la temática de la revista se incorporan reflejos de la realidad social de la época (Vidal Et Al, 2011).
Hoy en día, llega a las manos de los lectores como un reflejo de una época marcada por el ascenso del socialismo tanto en la política, como en la vida cotidiana nacional. Aquellos que participaron en esta iniciativa lo describieron como: “…una experiencia de socialismo en miniatura (…) Todo era compartido y repartido, desde la creación colectiva de guiones, dibujos a ocho manos, textos, diseño, distribución de cobros, ingestas de grandes cantidades de té de bolsitas, que pasaban de taza en taza hasta exprimirles la última pizca del pálido jugo” (Vidal, 2011, pág. 36).
La revista es descrita como un hito editorial significativo, ya que nace como una de las primeras revistas de historietas producida y completamente autogestionada por dibujantes chilenos. Fue además acogida por la Editorial Quimantú (1971-1973), transformándose de “La Chiva” a “La Firme”, reconociéndose de cierta manera su rol en la lucha simbólica que se debatía políticamente (Reyes, 2011).
Posteriormente, con el golpe militar de 1973, dando inicio a la dictadura se produjo su paulatina desaparición de los fanzines, por el quiebre y cierre de muchas editoriales, sumado a la censura que compusieron el llamado apagón cultural (Hinojosa,2018).
Durante este periodo, la condición de marginalidad y clandestinidad convirtió al fanzine en un medio potencial para comunicar ciertas problemáticas vedadas en los medios de comunicación más tradicionales (Hinojosa, 2018).
Con el retorno a la democracia a finales de la década del 80, reaparecen con fuerza y desde la autogestión una infinidad de fanzines y revistas dibujadas; inundados de manera grotesca de contenido antes censurado. Esto lamentablemente llevó a la mala fama de este medio, por su alto contenido agresivo, satírico y erótico (Hinojosa, 2018). No obstante, hoy se rescatan varias producciones que se han convertido en referentes y cuyos autores aún se encuentran activos en la industria y son reconocidos por dar vida a la revista “Trauko” (Antonio Arroyo) o al fanzine “Anarko” (Juan Carlos Cabezas, JUCCA). Se retoma lentamente la industria literaria nacional, ya no con tanta fuerza; y muchos fanzineros desaparecen en la nueva cotidianidad que se aloja en la época en que el valor cultural nuevamente excede al expositivo (Hinojosa, 2018).
Luego, llega la institucionalización de la narrativa gráfica, con el llamado “noveno arte” en Chile durante los últimos años, sobre todo desde la aparición del formato novela gráfica en las librerías y el rescate cultural que se le hace a este espacio desde lo académico como un arte propiamente tal. Pasó de ser un oficio, como se catalogaba el rol del dibujante en los diferentes medios de comunicación generalmente en torno a la prensa, a que el dibujante o guionista pueda ser considerado un artista o más popularmente llamado ilustrador (Hinojosa, 2018).
Postmodernidad fanzinera y desburocratización de la publicación
Vivanco (2011) propone que en la postmodernidad, la industria editorial es descrita como un universo burocrático, marcado fielmente por las malas prácticas del capitalismo. Ya sea que los distribuidores pertenecieran a grandes industrias editoriales, quienes controlaban a su vez el mercado, como puede ser el clásico boicot de oferta-demanda. En esta lógica, aquellos distribuidores (a menudo pequeños negocios) no se arriesgan a llevar productos nuevos y desconocidos, sino aquellos cuya venta está garantizada.
Muchos autores independientes nacionales han fracasado después de sus tres primeras ediciones, porque debían esperar a su cuarta o quinta edición para comenzar a percibir las ganancias de su trabajo, lo que hace imposible vivir de esto. “Todo parecen historias de antaño, ya ampliamente superadas en el Chile actual, moderno y del primer mundo. Lamento decirles que estas prácticas subsisten y se les han agregado otras peores” (Vivanco citado de Vidal Et al, 2011, pág. 25).
Con la democratización del acceso a internet y la proliferación de herramientas de difusión a través de redes sociales, se permitió que un autor comparta su trabajo con mucha facilidad; en la que un usuario promedio posee las plataformas para subir contenido original de todo tipo, siendo las ilustraciones y los videos los principales en cuanto a llegada al público. Esto instala una tendencia principalmente relevante: el autor de webcomic/cómic digital (Vilches, 2016). Igualmente, la posibilidad de interacción en la red ha facilitado la organización y el contacto con la industria autogestionada y artistas emergentes, lo que ha dado pie a la celebración de festivales, ferias y convenciones en torno al tema de narrativas ilustradas e ilustración propiamente tal.
Este es el caso de “Fanzineichon, Feria de Fanzines”, la cual es impulsada por Rodrigo Durán desde 2015; pensando en un espacio para compartir, fomentar aprendizaje e intercambio entre diferentes expositores autoconvocados más que con un objetivo comercial, desde el interés de formar parte y brindar a otros su talento y conocimiento.
“Fanzineichon es un espacio, un territorio, donde podemos reunirnos todos en concordancia con el fanzine. Busca darle cabida a aquellas personas que se autoeditan, se autopublican cierto a través del fanzine y aquellos que también realizan algún tipo de obra que tiene que ver con el dibujo, la ilustración y el cómic para dar a conocer lo que hacen”
Rodrigo Durán en Globitos y Viñetas capítulo 2, 2019, minuto 17 y algo
Globitos y viñetas, capítulo 2: fanzines. gentileza de Cristián Vidal.
En respuesta a esta iniciativa, la institución, en específico las bibliotecas municipales y establecimientos educativos muestran interés y posibilidad de prestar espacios destinados a estos eventos, ya que son considerados como espacios de incentivo del hábito lector en sus usuarios.